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Germinación 1

Foto del escritor: TatianaChavezTatianaChavez

Actualizado: 6 oct 2020

La germinación es el desarrollo y crecimiento del embrión para formar una nueva planta. Para que la semilla germine debe encontrar ciertas condiciones favorables como es que el embrión debe estar bien formado, maduro, sano y vivo, además que se encuentre en un medio favorable para la germinación, con el aire para la respiración, agua para que se hinche y humedad para reblandecer la cáscara de la semilla.


La germinación puede implicar todo lo que se expande en un ser más grande a partir de una existencia pequeña o germen. La germinación es un mecanismo de la reproducción sexual de las plantas

“Porque así como la tierra hace que broten los retoños, y el huerto hace que germinen las semillas, así el Señor omnipotente hará que broten la justicia y la alabanza ante todas las naciones.”  Isaías 61:11, versión NVI online.

Etapas de la germinación


  • Desarrollo del embrión. El embrión debe generar las estructuras elementales de crecimiento activo en los sistemas modulares que son las plantas, esto es, los meristemos, así como las funciones necesarias para la supervivencia del embrión, como son la quiescencia y la germinación.

  • Acumulación de reservas alimenticias. Las reservas se fabrican en las partes verdes de la planta y son transportadas a la semilla en desarrollo. En las semillas denominadas endospérmicas, las reservas alimenticias se depositan fuera del embrión, formando el endospermo de la semilla. En las semillas llamadas no endospérmicas, el material alimenticio es absorbido por el embrión y almacenado en contenedores especiales llamados cotiledones.

  • Maduración. Durante esta fase, se seca la semilla y se separa la conexión con la planta madre, cortando el suministro de agua y formando un punto de debilidad estructural del que se puede separar fácilmente la semilla madura.


Las semillas pueden ser monocotiledóneas y dicotiledóneas, y según esta tipología, la germinación variaría, por la estructura que poseen.

Monocotiledóneas, como la semilla del trigo, el arroz, el maíz, es decir, los cereales. Se llaman así porque poseen un solo cotiledón, en donde se almacena el embrión, su estructura externa es más resistente, y no se divide. Al germinar la semilla, se hincha y permite, por medio de la humedad, que comience a desarrollarse el germen, como radícula hacia abajo, que luego será la raíz principal, que  da lugar a las raíces secundarias; brota el tallo, y las hojas luego surgen de él.


Dicotiledóneas, como la semilla del poroto, las habichuelas, es decir, las leguminosas. Están formadas por dos cotiledones, aparte del embrión, cuya función es la de almacenar alimentos para la planta. Las dicotiledóneas absorben el agua, hinchándose hasta que su capa exterior se divide, va formando el germen que da origen a la raíz primaria, que comienza a ramificarse lateralmente, formando las raíces secundarias, extrayendo del suelo el agua y los nutrientes que precisa para su crecimiento. Continuando con este proceso, el tallo irrumpe hacia el suelo junto con los cotiledones en forma de hoja, al aparecer las primeras hojas, los cotiledones caen.



“…día y noche brota y crece la semilla. La tierra da fruto por sí sola; primero el tallo, luego la espiga, y después el grano lleno en la espiga.” Marcos 4:27-28, versión NVI online.

 
 
 

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